A la memoria de un niño llamado Gastón Arispe Huaman

                                                                                               
                                                                                   

Tomada de la colección  de fotos de Peter Jacobsen,derechos a su autor.

                                                                                             

Latido imperceptible
de un tiempo frágil
porfía de suspiros
atados por la risa
el rostro de la suerte
esa quimera del pobre
asomando al destello
de un diseño en damero
que aletarga en patrones
e hiberna en el ensueño
orbitando otro espacio
como esfera ascendida
¿dónde es que laten todavía azules
los fragmentos caídos de la noche madre
cuando se  encienden luciérnagas fatales
sobre campos de flores arrasadas?
¿dónde guarecer cálidos e intactos
los flagelados instantes
de  locura vital y luminosa
desplegando su encanto?
surtidor invertido
desenroscado al vacío
por una fuerza centrífuga
que es una garra de fosa
otro bajo recurso de la sombra
engulléndose el todo y la nada
en un festín de cosas profanadas
hurtadas del templo de la vida.
Hay tanta sed de ternura por saciar
en la mirada agonizante
de un niño que se hunde
en una ciega eternidad
de fétido pantano
un hoyo símil de leprosario
donde van a parar por igual
niño y futuro abrazados
tras un muro indolente
que es una mano alzada
cerrando ojos y bocas
en nombre de una causa que espanta
invidente y vanidosa
que inventa y borra nombres y destinos
según le sopla el viento en su historia
un mal plagio del Libro de los Muertos.