jueves, 22 de marzo de 2018

ÁRBOL FABULOSO



Ha llegado el otoño por aquí.
Aunque no parezca,para mí el otoño,desde pequeña, ha sido una estación feliz.Feliz en sus colores intensos,alegres,por su festival de hojas para deleitarse pisándolas y por el comienzo de las clases.
Pero que no se interprete mal.Poco me interesaba estudiar cuando niña,especialmente en los primeros cinco años de escuela primaria.Mi madre vivía afligida por mis inclinaciones antiescolares en ese sentido.Es verdad que era reponsable en hacer mis trabajos y tareas rápidamente pero para dedicarme a jugar y charlar con mis compañeritas.Además tenía amigas que eran vecinas con las cuales jugaba desde antes del jardín de infantes como Fabiana y Noris,que pasaron a ser también compañeras de grado.

Por lo tanto,entiéndase que la escuela era sinónimo de recreos,amistad y diversión.Según dijo la maestra de mis tres primeros grados a mamá,en clases era una de las primeras en terminar las consignas dadas,es decir,en apresurarme a cumplir mis trabajos con el fin de poder dedicarme minuciosamente a contar chistes a la otras estudiantes ,sin reparar si aquellas habían o no concluido los suyos pendientes.Y de esta forma,las distraía y contribuía a dilatar la resolución de los problemas de cada materia respectiva.
Mi irrupción en clases se convertía en un problema de disciplina y a raíz de eso debía castigarme poniéndome "en penitencia" por hacer chistes de manera inoportuna.
Aquellos años iniciales motivadores y enriquecedores no eran observados de igual manera por parte de los adultos involucrados.´Mi alegría no era para nada objeto de satisfacción materna.Esa diferencia de perspectiva caracterizaría mi derrotero futuro y condicionaría mi mirada sobre el mundo,logrando que nunca supiera exactamente qué se pretendía de mí y que finalmente abandonara mi vocación humorística en el armario del aula.

Estaba llamada a ser una actriz de comedia y me convertí en la protagonista de un drama personal.Ser o no ser,a quién no atravesó el dilema en su niñez? Bien sabemos que ese dilema del mundo adulto ha causado demasiadas muertes en el teatro inglés.

Entonces,otoño para mí era una mezcla agridulce de plenitud infantil e insatisfacción materna.Podía ser todo aquello que yo era sin miedos ni dilemas,poniéndome al resguardo de las ambiciones ajenas.
Mi infancia se llenaba de estaciones plenas,de amor a la vida,de importancia de lo que importa.Pero mi madre y mi maestra también importaban.Así que cargaría con sus maduros deseos sin querer enterarme de aquel universo que me esperaba.
Mucha veces fui infeliz,pero nunca dejé de disfrutar de aquel presente que parecía infinito.
Y siempre elegí ser y ser feliz,como cualquier niño hace sin pensarlo.

Cierro los ojos y me traslado a aquellos otoños cumplidores que respondían a nuestras expectativas climáticas.Viejos tiempos que no tenían nada de sorprendente ni de desilusión sobre el clima.
Durante cuarenta años los veranos trilladamente calientes se fueron convirtiendo en catástrofes volcánicas.De unos discretos veinticinco grados centígrados tipo "tirito si meto el dedo gordo en la pileta",hemos ascendido al Vesubio pero por el camino de la lava.Lo que significa que un día de 35 grados centígrados se siente "aceptable" y solo cuando el mercurio estalla en el termómetro,la ausencia de aire acondicionado nos hace alucinar que caminamos decalzos sobre brasas.
Alguien opina que el clima está cambiando y yo acuerdo.De unos módicos veinticinco hemos saltado a cuarenta y cinco,confundiendo aún más a aquellos que creen que Río de Janeiro es Argentina o que Buenos Aires está en Brasil.
Pero la primavera se ha convertido en una mala versión de invierno. Y los veranos,pesadillas surgidas de la fiebre.

Y de esta forma ordinaria,les doy la bienvenida a los otoños de mi  adolescencia y primera juventud.
Fue preciso plantear la utopía meteorológica para introducirlos a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta,donde los otoños eran otoños y las primaveras,primaveras.Cierren sus ojos conmigo y escuchen el conteo hacia atrás.Casi cuatro décadas,un día de otoño como hoy,yo fui testigo de un milagro seguido de un despojo:

Desde la terraza,se aprecia un fresno que transcurre sus días en la vereda de casa.Allí fue plantado y anidó,al parecer,satisfecho.Inmenso como una colina verde,levanta su copa muchos metros más allá del cableado,para dolor de cabeza de los municipales que hubieran arruinado el prodigio en que se convertiría luego,de no intervenir esta admiradora .

El otoño hechicero lo ha transformado en una voluminosa copa de oro resplandeciente durante los días felices. Y lo convierte en un globo amarillo lidiando con el viento cuando la tormenta sacude su paz.Pero nunca deja de ser una gloria para los ojos niños que se percatan del milagro.Tan magnífico poder le otorga la varita otoñal.

Hasta que un día cualquiera,de pronto,se esfuma la magia y vemos un despojo de gloria pasada.
Cualquiera que ha sentido una emoción parecida en días ya adentrados en prematuros inviernos comprenderá cómo opaca la mirada de una joven un hecho así de súbito percibido.

Pero es justo que sepan amigos lectores que  esa muchachita solía escribir cuando algo la afectaba especialmente,cuando alguna tristeza le tomaba la mano y se la llevaba consigo.

Y aquel día,la tristeza reparó en el árbol despojado de la gracia que el otoño le había conferido.Y  solo pudo expresar estos pálidos versos,más propios de una "naturaleza muerta" que de un estilo poético en desarrollo:


ÁRBOL FABULOSO

Curioso!Dos días atrás
eras un globo amarillo
simétrico,redondo,movedizo,
jovial,risueño.vivaz
como en la edad primera
un genio niño.

En mí,algarabía de un sueño
hecho verdad:Mi árbol fabuloso!
bronce nuevo,trigo cobrizo,
espacio esférico de ensoñación y luz.
Feliz el pájaro que hiciera su nido
en el corazón del sol!

Hoy,no más,pobre esqueleto ridículo
despojado por capricho vano
de todo tangible esplendor.
Puñado triste de andrajos
lastimoso espantapájaros!
Quién vendrá a hacer su nido
en un sol que se apagó?
                                                      1 de Mayo de 1984



Lo que les estoy confiando pretende decir que,independientemente de lo feliz que mentalmente o imaginariamente una se pueda sentir,la tristeza avanza hacia nosotros con sus diversos rostros,casi todos los rostros que el mundo puede ofrecer en el altar de las ofrendas.
Soy yo quien ha amanecido triste o es el mundo o somos ambos?
Pues en mis recuerdos no cuento con ningún día que amanecí triste porque sí,por lo menos.Ni cuento con alguna tristeza glamorosa,artesanalmente embellecida o contratada.Soy pésima constructora de tristeza.Y jamás adoptaría una tristeza sin progenitores.
Salvo cuando aparece de repente,con todo su encanto de vida hecho un despojo y me pide prestada la mano para que la acaricie.





Autora: Analía Amaya

Imagen: Fotografía tomada con celular desde la terraza donde se observa  el árbol de mi poesía ya "despojado" de su gracia otoñal.

lunes, 19 de marzo de 2018

PALABRA VIVA









Me has desarmado
dulce estridencia grana
quieta sombra de ala
al ras de mi ventana
a lo lejos
suspendida mirada
sobre la niebla gris
transfigurada
boca de viento
voz de mandrágora
silueta de fantasma
herida de vida
viva palabra
sobre el ripio encantado
con pies despellejados
condenada a vagar
entre mortales
artes fantasmales
de espanto y soledades
eyectada
economía artera
en grafemas medida
las cuerdas de tu lira
tu vocación de fragua
libre de ensueños
en gracia concebida
con sangre iluminada
ciega justicia
que arde y quema
sobre la llaga eterna.                                   















Autora: Analía Amaya

Imágenes: (tomadas de la web) Pinturas de la artista Remedios Varo.







martes, 13 de marzo de 2018

Mudanza o Dodorico se muda (poema loco)

Acuarela de Manuel Saz




Dodorico se muda
le vamos a extrañar
su cara de duelo
no tiene par.

Dodorico se muda
por afán de variar
su apetito de vida
lo impulsa a virar.

Por el camino abajo
Dodorico se va
cantando por delante
los ojos por atrás.

¿A dónde,-le decimos-
Dodorico te vas?
Tu rostro de luto
atrás no quedará.

Allá va Dodorico
la suerte no querrá
se quedará prohibida
poco vale buscar.

Tanta prisa por nada
Dodorico a dónde vas!
que no sabes si la dicha
de ti se enamorará.

Y ya se fue Dodorico
por el camino del mar
la sombra de la desdicha
unos pasos más atrás.

Vuelve aquí Dodorico
donde la puedas retar
frente a frente,cara a cara
nada te puede quitar.

Desvístela de cielo y tierra
hazla gritar y llorar
hasta que muera
de pura felicidad.

Que se aprenda con verte
que ni temes ni temerás
que está de suerte
con tenerte sin tenerte.

Vuelve a tu pueblo,
Dodorico,vuelve,
que la muerte ya sabe
que no puede esconderte.
 

Acuarela de Carmn Jiménez

domingo, 11 de marzo de 2018

Idilio de la pared y el àrbol

                                                                         
                                                                   




Soy el árbol sin sol
un espejismo de luz
en idilio espectral
en abrazo de sombra
entre tus yemas negras
entre tus huesos rotos
en infinita piedad
me besas si me rozas…
Soy un árbol
también
cuando me tocas.












Autora : Analía Amaya

Fotografía: Manuel Oscar MR









sábado, 10 de marzo de 2018

Amapolas rojas.



Casi muero anoche.O al menos eso parecía.
Ahora se me ocurre pensar en Nino Bravo y su tema "Libre".En aquellas amapolas rojas abriéndose en el pecho tranformado en tierra salvaje,salvaje de aquellos lares,paraísos lejanos que lindan con alambres mortales.
Pero miento.Mis "amapolas rojas" florecían desde mi boca como si hubiera estado incubando crisálidas de rubíes.
Y sí,creí que estaba muriendo de la mala palabra o de una pobreza demasiado extendida en el tiempo.Temblaba como una pluma a punto de desprenderse del ala.Como una de esas últimas hojitas suspendidas del árbol que persisten,rígidas de helada,en la ventolina.
Mi manos escarchadas se entrelazaban con las tuyas,en vano cálidas, como si el calor del mundo se evaporara mientras me aferrabas.Era de pánico y no de invierno.Un frío mortal que debía parecerse al segundo anterior a la caída final.

Casi muero anoche de una insignificancia.Una grieta por donde emergía, clandestina, la savia de mis venas con ansias de volar,con bríos de vertiente.Y con ínfulas de río,en pequeñas gotas, se iba escabullendo hacia  mi tráquea durmiente hasta adquirir la fuerza del torrente comprimido.
Para mi suerte,el borboteo inusual impulsó la tos,la tos me despertó de golpe.
De golpe,mi boca fue un volcán erupcionando.
Y di a luz flores de magma carmesíes como aquellas amapolas melodiosas brotadas del pecho a punto de ser libre.

Tú estabas ahí.Fuiste testigo del feliz hallazgo.El hermoso médico que me atendió tenía un apellido curioso.Y cuando el susto se fue,su nombre junto a su apellido me llevaron a escribir un poema muy loco.Pero le he cambiado el nombre por respeto a mi salvador;que no haya podido hacer mucho al respecto es otra cosa.Encontró rápidamente en mi garganta el origen de la hemorragia.Y me prescribió unos estudios por precaución.Realmente parecía un ángel o un extraterrestre rubio de ojos muy cósmicos...

Mis eternas gracias a ti,a él y al taxista que se comportó como un asistente de ángel.Espero que mi pseudopoema loco,que no tiene nada que ver con él,no le cause un disgusto.Se llamará "Dodorico se muda".Pero el doctor de apellido gracioso tenía nombre de poeta: "Federico".