La palabra pequeña es el corazón de mi blog. Esas palabras que son como las flores silvestres,tan cotidianas y tan increíbles en su sencillez que solemos creer que es imposible con ellas armar ramos espectaculares sin recurrir a sinónimos más ilustres .Y yo quiero aquí reinvindicarlas recuperando esa gracia auténtica que tienen las diminutas cosas esenciales. ( Protegidas por derecho de autor y publicadas)
sábado, 10 de marzo de 2018
Amapolas rojas.
Casi muero anoche.O al menos eso parecía.
Ahora se me ocurre pensar en Nino Bravo y su tema "Libre".En aquellas amapolas rojas abriéndose en el pecho tranformado en tierra salvaje,salvaje de aquellos lares,paraísos lejanos que lindan con alambres mortales.
Pero miento.Mis "amapolas rojas" florecían desde mi boca como si hubiera estado incubando crisálidas de rubíes.
Y sí,creí que estaba muriendo de la mala palabra o de una pobreza demasiado extendida en el tiempo.Temblaba como una pluma a punto de desprenderse del ala.Como una de esas últimas hojitas suspendidas del árbol que persisten,rígidas de helada,en la ventolina.
Mi manos escarchadas se entrelazaban con las tuyas,en vano cálidas, como si el calor del mundo se evaporara mientras me aferrabas.Era de pánico y no de invierno.Un frío mortal que debía parecerse al segundo anterior a la caída final.
Casi muero anoche de una insignificancia.Una grieta por donde emergía, clandestina, la savia de mis venas con ansias de volar,con bríos de vertiente.Y con ínfulas de río,en pequeñas gotas, se iba escabullendo hacia mi tráquea durmiente hasta adquirir la fuerza del torrente comprimido.
Para mi suerte,el borboteo inusual impulsó la tos,la tos me despertó de golpe.
De golpe,mi boca fue un volcán erupcionando.
Y di a luz flores de magma carmesíes como aquellas amapolas melodiosas brotadas del pecho a punto de ser libre.
Tú estabas ahí.Fuiste testigo del feliz hallazgo.El hermoso médico que me atendió tenía un apellido curioso.Y cuando el susto se fue,su nombre junto a su apellido me llevaron a escribir un poema muy loco.Pero le he cambiado el nombre por respeto a mi salvador;que no haya podido hacer mucho al respecto es otra cosa.Encontró rápidamente en mi garganta el origen de la hemorragia.Y me prescribió unos estudios por precaución.Realmente parecía un ángel o un extraterrestre rubio de ojos muy cósmicos...
Mis eternas gracias a ti,a él y al taxista que se comportó como un asistente de ángel.Espero que mi pseudopoema loco,que no tiene nada que ver con él,no le cause un disgusto.Se llamará "Dodorico se muda".Pero el doctor de apellido gracioso tenía nombre de poeta: "Federico".
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