Al fin
sol pleno y cielo despejado.
Al fin
esperanza para los árboles
despojados de todo.
Al fin
Naturaleza nunca duda
el sentido de su existencia.
Al fin
un día cualquiera como hoy
se siente como ningún otro.
Al fin
nos damos cuenta
que hay motivo para celebrar.
Al fin
aunque el invierno nos devoró
un rictus de triunfo nos delata vivos.
Al fin
todos los espejos se pueden romper
porque no los precisamos.
Hay una vieja canción
al final de cada día
que espera nuestra voz
para fertilizar con Primavera
los putrefactos cuerpos
de los días
que nos ganó la cobardía
o nos abandonó la gracia
o nos desvastó la pisada
de los que arrasan las almas
para enriquecerse con muertos
días de la desesperanza
que nos visten de negro
y cosechan los diablos
arquitectos del tiempo
la barbarie del hombre
corrompido en el sueño.
Autora: Analía Amaya
Imagen: Caspar Friedrich