Los álamos de la Jefatura
ayer
amanecieron infestados
de
escandalosos pájaros profanos.
¿Nadie
pudo entrever
una
divina displiscencia
o una
señal etéra
de
esperanza terrena?
Los
álamos de la jefatura
erectos
de silencio perenne
se
corrompieron en ruido.
Con
los brazos en alto
hoy
son reos confesos
decapitados…
Las cabezas verdes desplegadas
semejaban
guitarras alzadas
por
bandolera bandada.
Tal
desplante plantado
frente
a la cara enjuta
de
un edificio enrejado!
Ahora
son tres cruces
sobre
el Monte Calvario
esperando
rapadas
por
el perdón humano.
En
el Juicio final
como
tres reyes magos
volverán
a cargar
sus
bolsas de regalos.
Y
será un día festivo
para
nunca olvidar
que
dar refugio al viajero
se
debe premiar,no castigar.
Autora:
Analía Inés Amaya
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