jueves, 22 de agosto de 2013

La mirada aludida


La mirada a que me refiero no es aquella que se encuentra a la espera ,ni es la de la mira hacia su objetivo,ni la que ha registrado el camarògrafo en un instante intencionado  o la que ha descubierto la paciencia del fotògrafo en acecho.

 La mirada concretamente a que me refiero no tiene ojos ajenos,no descansa desprevenida ni aguarda la sorpresa o el aplauso,la contemplaciòn o la candidez del que mira.No està àvida ni busca ser correspondida.

 Hablo de nuestra serena mirada,la que no pretende ser expuesta a mutilaciòn analìtica,la que se calla.
 Y  no precisa ojos sino entendimiento.
 Tampoco nace con los ojos,se hace en un proceso de feedback abierto y esforzado con el mundo.
 Detràs de esa mirada està el yo con todo el peso de su cosmovisiòn estructurada por la mirada colectiva.

Tal vez esta mirada sea de naturaleza metafìsica y metahumana.
Tal vez no exista màs allà de la metàfora.
Pero la intuyo como el germen de la posibilidad de lo autèntico que se observa a sì mismo.

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