lunes, 14 de julio de 2014

Dulce cicuta



A la curva infatigable de tu boca,


cuarto creciente,

envidiosa la luna;

sube la noche,

encaramada de joyas

muy dulcemente.


 Con largos dedos de niebla

como gentiles cerrojos

en naos de sombra espesa

embarca cromos y formas.

Sobre mi frente,gaviota inquieta,

garùan helados sus besos tenues.


 Ay!,què còmplice magia enciende

harpas de luz,

campos de flores remotos,

sobre el velamen negro

devorador del mundo,

para que yo pudiera,

a ciegas y torpe,

hallar la instancia fatal de una sonrisa.



                                                 
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