lunes, 17 de agosto de 2015

Del derecho de la poesía por ser ella misma.

  ¿Qué clase de poesía es ésa que pretende imponerse como un tirano?
En los siglos pasados,cuanto más oscuros,más inalcanzable parecía el sueño de la libre expresión.Los escritores atados mentalmente a las estructuras de su tiempo componían perfectas criaturas armoniosas para el deleite de una arrogancia aristocrática que por eras de acumular ocio y lo más bello del engendro humano, sabía disfrutar en grande de su privilegiada circunstancialidad.
Así el arte,que no nació en sí de esta clase de arrogancia,se encaramó por largo tiempo a sus mendrugos.
Por contraste,la clase dominada o esclavizada no corría con horas o minutos para meditar en extenso y profundo sobre nada.Apenas para abrir un hoyo en el estiércol cotidiano y sembrar una semilla propia,tal vez un árbol o una hortaliza,raramente una moneda valiosa.En pocas ocasiones un hijo era un bien deseado.Los niños se sucedían fácilmente como fácilmente se iban.

La historia urbana,la que no se enjoya de fechas,batallas y estadísticas nobles,se asemeja al archivo de las pesadillas más frecuentes y crudas que asolan todavía la imaginaria como escarabajos apelotonando restos apolillados de una cultura subhumana.
Pero de vez en cuando,la literatura que hurgaba de soslayo por hacerse de una bocanada de aire puro como criatura que nace enterrada y excava hacia arriba para convertirse en lo que verdaderamente es abandonando su estado transitorio;emerge inmadura arropándose con las prendas que el juglar,el circo o el teatro le ponen.Y muta hacia su auténtica forma arraigándose con fuerza a las víceras del hambre,del abandono de la providencia,sobreviviendo del crimen que significa negarse a ser un animal sacrificado en honor de los dioses,de los reyes o del caldero vacío.

Algo que nace de la rebelión de una semilla atrapada entre piedras,no puede ser contenido en un vaso,ánfora o molde por más simétrico o elegante que sea.
Imponerle a la poesía un disfraz del momento,un cinto a la moda,fusionarla a una onda o recortarla para que encaje en una pantalla de computadora,sólo terminaría por devolverla a su origen oscuro bajo el cúmulo de estrellas apagadas.


                                     Foto:  Barbara J,derechos a su legítimo autor

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