viernes, 21 de agosto de 2015

Mamá.Segunda Parte.

Las grandes pruebas ante las cuales las circunstancias nos colocan no son las pèrdidas de nuestros seres queridos sino otras mucho peores en las cuales se juega nuestro destino y quizás la vida misma.

Hasta dónde somos la clave del destino humano no podemos imaginarlo.Pero cada uno,sin saberlo a ciencia cierta,tiene un rol decisivo.Cada ser humano puede hacer una diferencia sin sospecharlo.En cada elección o imposibilidad de elección,marcamos un nuevo curso al proyecto humano general.Y nos sentimos tal vez pequeños,tal vez solos.Pues bien,ni somos tan diminutos ni estamos absolutamente solos.Sin embargo,es en esa pequeña elección mental o sentimental (es muy torpe el yo de la psique para deslindar con facilidad cuál de ambas esferas está más implicada porque al estar tan interconectadas exige de nosotros cierto esfuerzo de lucidez que engloba la conciencia toda),es en ella donde se juega el futuro,el pasado y el presente en el mismo acto.

Es así como a veces podemos acceder al futuro,en el ensueño o en la vigilia y ver lo que puede acontecer porque existe una conexión entre cada uno de nosotros,puntos fundamentales del tejido vivo,estrecha y decisiva.De esta forma,un mes antes que mi madre muriera la soñé tal cual la vería un mes después.Pero no hice caso de este ensueño,que me causó cierta gracia en su momento.Mi madre nunca había estado enferma ni convalecido de nada.Era la salud en persona.¿Cómo podía tener tal ensueño entonces? ¿Cómo es que no pude hacer nada para impedir aquello? Esta sombra me ha torturado mucho tiempo,no su muerte física.Todavía hoy sigo pensando que más allá de heredar su intuición,pues mi madre solía amanecer vaticinando sucesos que indefectiblemente ocurrían sin siquiera haberse sospechado previamente;más allá de ser su hija,yo no fui capaz de ver en ese sueño una revelación del futuro.Quizás de haberlo visto así,ella estaría viva todavía.

Es espantoso sentirse una misma con toda la carga de enigmas inexplicables cuando ha sucedido aquello que vimos de antemano y no supimos manejar por falta de una comprensión que ni la ciencia ni la religión ni la educación nos brinda.Incluso mi optimismo de creyente cuando todos la daban por perdida me siguió abrumando largo tiempo.Mi fe nuevamente a prueba,sólo podía confirmar una cosa:era imposible cambiar lo que el destino ya había dibujado de antemano en el diseño del camino.
Pero estaba equivocada.Si no es posible cambiar el camino,al menos es posible cambiar lo dibujado.Y éste era el poder interior que tenemos y yo en aquel momento no podía percibir con claridad.


                                                                                    Foto: Rick Schwartz

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