Las grandes pruebas
ante las cuales las circunstancias nos colocan no son las pèrdidas
de nuestros seres queridos sino otras mucho peores en las cuales se
juega nuestro destino y quizás la vida misma.
Hasta dónde
somos la clave del destino humano no podemos imaginarlo.Pero cada
uno,sin saberlo a ciencia cierta,tiene un rol decisivo.Cada ser
humano puede hacer una diferencia sin sospecharlo.En cada elección o
imposibilidad de elección,marcamos un nuevo curso al proyecto humano
general.Y nos sentimos tal vez pequeños,tal vez solos.Pues bien,ni
somos tan diminutos ni estamos absolutamente solos.Sin embargo,es en
esa pequeña elección mental o sentimental (es muy torpe el yo de la
psique para deslindar con facilidad cuál de ambas esferas está más
implicada porque al estar tan interconectadas exige de nosotros
cierto esfuerzo de lucidez que engloba la conciencia toda),es en ella
donde se juega el futuro,el pasado y el presente en el mismo acto.
Es así como a
veces podemos acceder al futuro,en el ensueño o en la vigilia y ver
lo que puede acontecer porque existe una conexión entre cada uno de
nosotros,puntos fundamentales del tejido vivo,estrecha y decisiva.De
esta forma,un mes antes que mi madre muriera la soñé tal cual la
vería un mes después.Pero no hice caso de este ensueño,que me
causó cierta gracia en su momento.Mi madre nunca había estado
enferma ni convalecido de nada.Era la salud en persona.¿Cómo podía
tener tal ensueño entonces? ¿Cómo es que no pude hacer nada para
impedir aquello? Esta sombra me ha torturado mucho tiempo,no su
muerte física.Todavía hoy sigo pensando que más allá de heredar
su intuición,pues mi madre solía amanecer vaticinando sucesos que
indefectiblemente ocurrían sin siquiera haberse sospechado
previamente;más allá de ser su hija,yo no fui capaz de ver en ese
sueño una revelación del futuro.Quizás de haberlo visto así,ella
estaría viva todavía.
Es espantoso
sentirse una misma con toda la carga de enigmas inexplicables cuando
ha sucedido aquello que vimos de antemano y no supimos manejar por
falta de una comprensión que ni la ciencia ni la religión ni la
educación nos brinda.Incluso mi optimismo de creyente cuando todos
la daban por perdida me siguió abrumando largo tiempo.Mi fe
nuevamente a prueba,sólo podía confirmar una cosa:era imposible
cambiar lo que el destino ya había dibujado de antemano en el diseño
del camino.
Pero estaba
equivocada.Si no es posible cambiar el camino,al menos es posible
cambiar lo dibujado.Y éste era el poder interior que tenemos y yo en
aquel momento no podía percibir con claridad.
Foto: Rick Schwartz
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