que da a un jardín secreto
que estremece de sal
con su beso marino
y amanece despierto
como insomnio bendito
o arrulla en el ensueño
como el ave en el nido...
Ese amor que se lleva en la boca
y presagia suspiros elocuentes
que se prende al pecho
como una mariposa en lentejuelas
irradiando cálidos destellos
fastuoso de locura inocua
de claro desconcierto
que libera el mito en la razón
con su instinto de ciencia
y sella un pacto con Dios
para estrechar fuerza y temor
para mediar entre paciencia y celos...
Ese amor que grita en las esquinas
como Pedro vociferando ¡Tierra!
y se lleva acordonado al viaje
que no ocupa lugar
que no importuna si a otros molesta
ni se demora en justificaciones
ni se cansa en la prisa
ni se aquieta en la espera
delatado en los ojos
desbordado en la risa
que no exagera promesas
que se mide en lágrimas vertidas...
No creo que uses un hacha en lugar de una pluma como me dijiste en un comentario. Tanto este poema, como el de Paraíso azul me parecieron muy delicados y con buenas imágenes.
ResponderEliminarEn cuanto a la parte técnica no puedo decir nada porque no soy poeta y he escrito muy poco y en verso libre.
Avanti, Ana, no te des vos con un hacha.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario positivo,Mirella.Y por el consejo.Fue una expresión al azar que sonó peor de como la siento.Beso!
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