Llueve sobre la hoja en blanco
sorda llovizna de tonos sofocados
capricho y movimiento combinados
una mano va sembrando pigmentos
sobre un campo llano escarchado
en un patrón naif deliberado
la bienaventurada garúa se apresura
sus gotas se esparcen gratamente
en una entrega completamente mansa
no languidece la tarde en la ventana
ni palidece la noche al asomarse
con su cara platinada de nieve
los rastros de cosas inexistentes
emergen como entes fantasmales
en sucesiones borrosas,intempestivas
como manchas estratégicamente dispersadas
dulce y tenue aguacero de colores.
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