miércoles, 15 de junio de 2016

OSADÍA



  La habían arrojado como una afrenta sobre la plana superficie.Inútil mirar a los costados.Estaba abandonada a su suerte.Encaramada a la línea horizontal de un susento endeble que ofrecía su magra llaneza,fiel servidor inmutable, y se sentía como servida en bandeja,desnuda frente a la gigantesca contemplación del ojo.

 Más allá del margen,un desierto blanco,tan blanco como los nevados surcos que lo atravesaban.
Liberada por la mano que la forjó,concebida desde la furia,el dolor y la injusticia de una extensa concatenación de hechos funestos y provocados.¿Provocados por quién?Nada menos que por aquel que la observaba con estupor y asco.

Por mérito propio no estaba allí.Tampoco por misión o estrategia de vida.¿Cómo había llegado entonces?¿Cómo no diluirse ante aquel muro?¿Còmo no desaparecer de aquella vista insostenible,furibunda?

Tan pequeña en aquel mundo sin colores.Tal impotencia le recorría por sus curvas afiladas,heridas y quebradas bajo la inercia de cada esputo salpicado,casi ferozmente esculpida.
Qué batientes sensaciones albergaba allí arrojada,indefensa.De cuánto dolor ácido tenía que llenarse.
No estaba ya demasiado sola y callada de sí misma,tan subjetivamente vaciada de sentido existencial,tan inerte,tan fría para quienes podrían llegar a verla.

Qué esperar entonces de quienes se atreviesen a mirarla.Acaso no la confundirían con sus otras semejantes,versiones de su imagen,réplicas de sí misma sonando similares por desiertos parecidos en inclinaciones y saltos más cuidados,más meticulosamente pensados.O con aquellos improvisados,azarosos deslices de inconciencia,inescrupulosos,ávidos de perfidia o negligencia.

Y cómo verla a ella después de tantas miradas ensuciadas,saturadas de desencanto o de sombras entintadas.Cuál era el sentido de su queja sino otra forma más de concebir el absurdo.A dónde iría a para finalmente afianzada en un pico carroñero,taladrando un destino de quebrantahuesos,provista de espolones envenenados.

Alguna vez tuvo alas de mensajera e ínfulas de cupidos y morfeos.Alguna vez sintió chispas de fuego circulando por un cuerpo de Fénix.Viajera de cielos planeando sobre mares como albatros presintiendo la costa que protege los nidos.Tan lejos el significado de su signo  o tan sordo al sonido o ciego a la forma.

Sería esta la última silueta de una disritmia sin regreso.El legado mísero de un abuso perpetrado tozudamente por simulos racionales.Cómo es la naturaleza de un estómago que no se alimenta para saciarse ni se satisface de lo que lo alimenta sino que busca llenarse de un vacío mortal.

Se sintió como una cadena arrastrada por un ente fantasmal condenado a vagar eternamente por su elaborada nada.Un barquito de papel lanzado a la correntada por ese capricho infantil que sabe que no es barco ni lo será,que no conduce a nadie ni conducirá,que no tiene destino ni esperanza más que satisfacer el experimental placer del juego.

Por eso hoy reniega de lo que siempre ha sido.Hoy elige la osadía de no ser una pobre palabra estrujada entre pérfidas manos.


                                               Imagen tomada de la web,derechos a su autor.








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