lunes, 19 de octubre de 2015

Hombre de ciencia (crónica breve de una predicción)



Bajo su mirada,el mundo se destruía en sus predicciones.
Un espeluznante listado de catástrofes consecutivas,violentas,asesinas,se cernían entre los cálculos matemáticos con la rigidez que da a la materia el meticuloso celo de los pasos experimentales en el método científico.La verdad rondaba con su guadaña y su toga en torno al escritorio,con esa ceremoniosa seriedad protocolar que infunde respeto hacia sus ritualistas.
La cara del científico confirmaba esa invisible presencia con la exasperante visión de un síntoma que asoma vigoroso y contundente para reafirmar la certeza de un diagnóstico poco feliz.
El despliegue confuso de mapas,papeles,colillas,tazas,libros,reglas,entre otros parecía vaticinar el caos que los pronósticos develaban.
Una mano patética llevada hacia la cabeza como alambre de púas franqueando la desplomada frente.
Y ese silencio constrictor,robusto y poderoso,enroscándose asfixiante contra el cuerpo,sorbiendo las suspendidas gotas de aire,paralizando el tiempo,deteniendo el ciclo de la vida.
El hombre por fin suspiró una idea.Si se precipitara el fuego que devora la tierra en canales de tensiones ramificadas hacia el océano,Si se abrían brechas en su espuma hirviente como bocas de pava escupiendo la furia acumulada por la entraña,tal vez ,sólo tal vez habría una esperanza.Eso o esconder el sol para evitar la sublevación iracunda de la Tierra.
Pero cómo proceder sin que ardan quejas.Cómo investirse de Dios y asumir el peso de su conciencia infinita.
Un agobio demoledor se apoderó de su mente.Si pudiéramos como los antiguos,invocar al sol,satisfacer con sangre su furia.Si pudiéramos como esas mujeres,haciendo uso de sus instintos irracionales,llamar al corazón de Dios con una letanía tan larga como el dolor.Si pudiéramos detener la respiración y los latidos,imaginar posible un poder oculto más allá de la región de la razón,Entre los inciertos pasajes de un submundo prácticamente desconocido,en absoluto explorado.Si hubiéramos invertido algunos siglos en su indagación antes que lanzarnos cándidamente al espacio sideral...Quizás otro posible uso de la radioactividad,otra forma diferente de energía...Otro método menos pretencioso y más aventurero.Otra puerta.¿Por qué limitarnos a uno?¿Por qué cerrar los caminos de otros?¿Por qué imponer a todos el mismo destino?
Y tras estos salvajes y heréticos pensamientos el científico se durmió en su sillón sin intentar un último planteo incivilizado como por ejemplo encontrar entre ensueños una solución, tal como efectivamente le ocurrió a otros en épocas pasadas,cuando el hombre de ciencia se permitía ciertos colores trascendentes y el saber humano vagaba todavía entre humores vitales y hierbas milagrosas .

                                        Fotografía tomada de la web,derechos a su autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario