ante la sombra hueca de los sueños de guerra
en el confin de un resistente ecosistema
en sì mismo cerrado y sellado
donde juegan faunos y quimeras
y las hadas sus brillos van desperdigando
y un sin fin de criaturas mitològicas
a un àrbol genealògico amparan,
para la dicha de los elegidos
para el dolor de los condenados,
las puertas del nuevo Edèn cerraron.
Ninguno de nosotros ha superado
el reto para una copia de su llave.
II
Me he vestido de gris
consuela pensar en el nublado
ahora que el sol està guardado
y el desierto paraìso nos espera
sin motivo de fiesta avanzamos.
A merced del instinto y la porfìa
desgarrada la carne entre espinas
las manos por las piedras destrozadas
arañando el suelo y masticando
las brisnas de hierbas calcinadas
por los blancos relàmpagos del infierno,
salitroso arsenal de las vanas palabras.
Sin la fe del buen ladròn
sin la poesìa heroica del guerrero
el ùltimo bastiòn de la razòn alada
yace en un pie como los àrboles petrificados
por el furioso làtigo del rayo.
III
Sòlo medio cerebro en funciòn
las cinco claves de un motor a gasoil
y la motivadora presencia de la muerte
risueña al borde de un cielo sin estrellas,
nòmades maldecidos por un reino sin paz.
Muy lejos del amor,
donde se desvanece la socràtica sonrisa,
la templaria pasiòn
el abrazo càlido de los parèntesis a la sana locura,
alguien intenta derrumbar el arco iris.
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