I
Invoco los nombres
al testigo que duerme
con ojos abiertos
enfrentado al cenit.
Mi imagen flotante
subyace y se pierde
a su deriva.
De qué sirve el intento
vano de explicarle
el color de las risas
la ternura en las manos
el afán de la prisa
el calor de sus párpados
si él no guarda las risas
si él no cuida las manos
si sólo sabe de prisas
en la curva del plano
y su inmensa pupila
no precisa de párpados.
II
Boca que al besar devoras:
sus brillos la noche apaga
en el extenso camino de
tu sombra.
III
De qué sirve el intento
de gritar un nombre al
cielo
para traer un ángel
vivo a la memoria mutilada
y devolverle su gloria,
si emerge una borrosa
forma
si es de acero la brisa
que la lleva abrazada
y oscura como cruces
que el horizonte
vallan,
siluetas de espadas sin
honor
en el torso de la pampa
estacadas,
eternos estandartes
de un ocaso constante.
(Las fotos han sido tomadas de la web,los derechos a sus autores.)
(Las fotos han sido tomadas de la web,los derechos a sus autores.)
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