Ese refràn o frase,no sè,que solìa escuchar una de niña y màs que un pseudopresagio compartido resultaba un gran enigma para la mente infantil de una niña que puede recordar perfectamente diàlogos adultos oìdos al año y medio,comprendidos a esa edad, creo sellaron la inclinaciòn hacia un determinismo existencial que recièn ahora se clarifica para mì."Los buenos se van primero".Una sombra emerge de esta simple frase tan lùgubre.Asociada al hecho de que tu propia madre acierte con sus intuiciones de la mañana en la fecha exacta del fallecimiento de un familiar o conocido,el panorama del determinismo se cierra con el candado de la certeza,no dejando espacio alguno a la inocente casualidad de los desastres.El mito y el logos se conectan en la mente infantil con la naturalidad de un puchero casero creado en la cocina tras afanosos y diminutos hechos concadenados por el despliegue eficaz de una cocinera experimentada.
El problema no es el motor primario o el plan del diseño.El problema es còmo lidiamos con tanta responsabilidad temprana en el sutil manejo de los elementos delicados.Una palabra o una frase tiene la altura de un rascacielos en el llano.Por eso tal vez para Ayn Ryand los rascacielos son màs admirables que las estrellas? Hemos construido un mundo con el poder de la palabra y no hemos aprendido a manipularla con delicadeza,porque ignoramos cuànto de misterio hay todavìa detràs de ellas.Un bebè,cualquier bebè,puede entenderlas mucho antes de lo que imaginamos,sòlo que se harà el desentendido.
Es fundamental que no continuemos con esa actitud de desentendernos.Las palabras siguen cavando su enigma dentro de nosotros,proyectando raìces que pueden anclarnos al mar como al cielo,si no sabemos desbaratar sus silencios,sus ausencias y sobre todo,sus sombras.
Fotografìa gentileza familiar,en el Pucarà de Tilcara,la visiòn de los cardones,cactus gigantes del norte argentino (provincia de Jujuy).
No hay comentarios:
Publicar un comentario