y ese amor que quema
escudo tras escudo
luego la nada
abriendo otra puerta
quizás la última
ya no eres la víctima
ni los despojos
muy lejos han quedado tus pedazos
sobre los campos de batalla
tú has atravesado los diluvios
como un fantasma
has visto la historia desde adentro
has sido las trizas y las garras
sólo sintiendo el tiempo entre tus dedos
resbalando como hojarasca
sólo un latido gimiendo
un mismo cuerpo traicionándose
una mente perdida en su borrasca
confundida en su alarma
estancada en su barro
devorada por su propio sueño
creyéndose el reflejo
de un corazón abierto
abandonado al drama
tendido sobre tablas
esperando un milagro
que no encaja en la trama
el olvido reparando la nada
las almas corriéndote por la sangre
ni trino ni uno
has sido todos tragándote el desaliento
alimentando al ciego con sombras
pudriéndose el mal muy adentro
explotando
y dando a luz la llamarada final
el último fuego de los fuegos
el que no quema
porque sólo bendice

Imagen: Jeff  Rowland